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Posts Tagged ‘Málaga’

Por variar un poco en el blog ya que me estaba cansando un poco de hacer críticas, he decidido abordar este tema. Supongo que casi todos nos hemos encontrado alguna vez en la vida con algún librero incompetente o antipático.

En las grandes librerías de cadenas (tipo Fnac, Casa del Libro…) esto no se hace tan patente ya que los encargados simplemente se limitan a hacer su trabajo, es decir, buscar un libro, aunque a veces no tengan mucha idea. A veces, es desesperante ver como no les suena de nada un autor a pesar de ser conocido. No se acercaran a preguntarnos si buscamos algo en concreto, ni empezarán a charlar con el cliente pero bueno cumplen su función. En definitiva, el trato suele ser correcto pero algo frío. A cambio de eso, no agobian, no juzgan y se tiene bastante libertad (hay algunas en la que mirar más de un cuarto de hora parece un crimen).

En general, suelo ir a las de este tipo porque suelen hacer descuentos, ofertas y se puede estar tranquilamente pues algunas librerías pequeña yo me siento demasiado «observada» y con cierta presión. También voy a alguna librería más pequeña (aunque sigue siendo grande pero no forma parte de una cadena) en la que me medio conocen pero al estar más lejos la frecuento poco. Sé que hay gente que prefiere las librerías pequeñas por eso del trato personalizado, pero para gustos, colores. A decir verdad, en Málaga hay pocos librerías pequeñas que no sean de viejo.

Reconozco que tampoco voy mucho a las de viejo, porque normalmente suelo ir con una idea predeterminada y creo que las librerías de viejo son ideales para encontrar alguna ganga por sorpresa ya que no suelen estar muy organizadas. Sin embargo, no sé si es solo una impresión mía pero en general en los libreros de éstas  son especialmente bordes, o al menos en éstas el trato es más bien seco. En algunas, casi parece que les moleste que mires los libros, que comentes cualquier cosa (aunque sea en voz baja)… Para eso mejor no montar una librería xD, porque así dudo que vendan algo.

Voy a contar algo que me sucedió hace unos meses. Fui con una amiga a una librería de viejo cuyo nombre no mencionaré para preguntar si tenían El nombre de la Rosa. Entramos, saludamos normalmente y antes de que pudiese preguntar nada, la encargada me lanza «¿Manga?». Tuve un momento de desconcierto pues pensaba que se estaba refiriendo a ropa pero rápidamente comprendí que me estaba preguntando si quería cómic japonés. A lo que respondí «No, libros». ¡Arriba los prejuicios! Claro, como soy joven obligatoriamente me tiene que interesar el manga. De paso, que me hubiese ofrecido un póster de Robert Pattinson (el de Crepúsculo). En sí, la pregunta no me molesta pero es que me lo dijo de una manera muy borde, expeditiva y nada más entrar, como queriendo que saliese pronto de allí. Es como si un calvo entra en una farmacia y le preguntan si quiere un crecepelo. Casi siempre que he entrado me he encontrado con un trato similar y nunca agradable. Es una pena, porque tiene muchísimos libros y es bastante agradable (el sitio) aunque los precios sean caros (comparé precios entre dos libros una misma edición en el mismo estado y en ésta era 2,5€ más caro). Entiendo que pueda ser frustrante no vender nada pero este trato quita las ganas de mirar detenidamente los libros y por lo tanto de comprar. Para eso prefiero el trato de cualquier gran librería.

Lo que sí que he descubierto son las librerías de saldo u ocasión, que para quien no lo sepa son librerías en las que se venden libros nuevos pero que son restos de ediciones, colecciones, o que no se vendieron en su momento o a veces que tienen algún defecto… Quizás falta un poco de variedad pero seguro que se puede descubrir algo interesante. Es verdad que a veces pueden estar un poco viejos o estropeados pero como suele haber bastantes ejemplares de un mismo libro, es cuestión de rebuscar y comparar. Además suele haber ofertas y es fácil encontrar libros en buenas ediciones muy baratos. Por ejemplo, en una (Librería Proteo Ocasión), había una oferta bastante interesante: todos los libros de Edhasa a 3€ (independientemente del tipo de edición) y si compras cuatro, salían por 10€. Además, algunos de los libros se encuentran en las librerías, con las mismas ediciones, pero a un precio muy superior.

Bueno, creo que me he ido por un poco por las ramas. ¿Habéis tenido que hacer frente a algún librero incompetente/maleducado, etc? ¿Qué tipo de librerías preferís? ¿Alguna anécdota en particular?

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Ayer fue el último día de la Feria de Málaga. Afortunadamente. El sábado fui al centro porque tenía que mirar una cosa en Movistar y además quería mirar cafeteras en el Corte Inglés con mi madre. Aunque haya nacido y vivido toda mi vida en Málaga jamás había estado en la Feria, sobre todo porque siempre me cogía de viaje y algunos de mis conocidos no me la recomendaban. Para los que no lo sepan, la Feria de Málaga se organiza en dos sitios en el centro de la ciudad (la Feria de día) y en el recinto ferial (la Feria de noche), a las afueras que es dónde están las casetas. Normalmente la Feria andaluza que se suele imaginar es esta: mucha gente vestida tradicionalmente, casetas con comida y bebida, caballos, gente cantando y bailando… La Feria de Málaga se puede resumir en una palabra: botellón. Sí, un botellón que ocupa todo el centro, un agradable aroma mezcla de cerveza, vómito, meado y basura intensificado por el calor, un montón de borrachos, botellas y vasos por todos los lados… Creo que solo vi a unas cinco personas vestidas a lo andaluz, que intentaban que no se les manchase la ropa, un grupo de ancianas cantando y poco más que se pueda identificar con la feria tradicional. Eso sí ambulancia pasando, una mujer que intentó robar una flor para el pelo y a la que le empezaron a decir lindezas del estilo «cacho zo***, cerda», policía… Nada que se identifique con la Feria, simplemente con una fiesta que se les ha ido de las manos. Yo tuve «suerte» porque pasé por algunas calles dónde ya habían pasado los servicios de limpieza pero las otras parecían un vertedero. Podríamos achacar esto al Ayuntamiento, que no pone los servicios de limpieza necesarios pero es falso es culpa sobre todo de la gente. ¿Cómo si no se explica que la calle esté llena de todo tipo de desperdicios y envoltorios y que las papeleras estén prácticamente vacías?

Los sábados por la tarde, en Málaga, el pequeño comercio suele cerrar pero las cadenas nunca cierran sin embargo durante la Feria sí. La explicación más sencilla es pensar que es por dar vacaciones o descanso a sus empleados. ¿Pero de verdad una cadena piensa perder dinero cuando es justo durante estos días que la gente suele ir más al centro? Yo pienso que es por miedo. La Feria atrae a mucho kinki que podría robar, borrachos que podrían ensuciar la mercancía o la tienda. Hasta las tiendas alejadas del centro habían cerrado, lo único abierto era el Corte Inglés (natural tienen mucho guardias, dependientes y es fácil controlar la entrada, además de estar un poco alejado), creo que la Fnac y las tiendas que vendían alcohol.

Volviendo ya hacia casa, intentamos evitar la Feria metiéndonos por callejuelas que a veces parecían un retrete público por el olor que había. No suelen estar especialmente limpias normalmente o sea que ahora… Pero eso no quiere decir que no sean bonitas, creo que tienen mucho potencial y que arregladas, limpias y cuidadas podrían ser igual de agradables que las de Córdoba, Sevilla, Granada… De verdad es una pena que no se intente mejorar estas calles porque el centro no es solo la calle Larios. Muchas veces cuando dan noticias de la Feria no suelen ser muy positivas: noches en las que el Samur no daba abasto, peleas, comas etílicos… ¿Por qué curiosamente no suele haber este tipo de noticias cuando se habla de otras ferias (Sevilla, Córdoba…)?

No sé como están las cosas por el recinto ferial porque no he ido (ni me apetece mucho, he pasado por allí cuando no había Feria y era un poco desangelado) pero por lo que me han dicho algunas personas es más o menos el mismo ambiente, solo que con zonas para mayores de 21 y atracciones.

En resumen, no recomiendo visitar Málaga durante la Feria (mucho mejor en Semana Santa o invierno) ya que además hay muchas otras que parecen tener más encanto y no un ambiente merdellón-botellonero. Espero que en un futuro mejore pero por ahora no me apetece volver.

P.D.: No tiene mucho que ver con el tema pero he visto en otras ciudades (Córdoba, Nueva York) los coches de caballos tienen un sistema para recoger los excrementos de los animales y así no ensuciar. A Málaga todavía no ha llegado ese gran invento y que supongo no sería muy difícil de implementar y que mejoraría el nivel de limpieza. (Sé que parezco una maniática de la limpieza pero es que comparo con otras ciudades…)

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Bueno ya estoy de vuelta, después de pasar ocho días en Berlín. En general la ciudad me ha gustado, no es una ciudad especialmente bonita ni monumental aunque sí agradable, las calles suelen de aceras anchas arboladas, los edificios no muy altos. Es una pena que sufriese tantos bombardeos durante la segunda guerra mundial ya que a causa de ellos perdió mucho monumentos. Lo que sí me ha sorprendido es que los pisos residenciales de la antigua zona del Este (la comunista, que por cierto está muy bien) no parecían estar nada mal, por fuera son mucho más bonitos que muchos pisos de Málaga.  Hay que decir que tuvimos muy mala suerte pues justo estuvimos cuando hacía más calor (unos 38 grados) y como no están acostumbrados en muchos sitios no había aire acondicionado, lo que hizo que pasear fuese bastante desagradable aunque afortunadamente los últimos días refrescó. Para mi gusto estuvimos demasiado tiempo viendo museos (unos seis o siete) pero es que hay ¡unos 180 (incluido uno sobre salchichas con curry xD)! A mí los que más me gustaron fueron el museo de historia alemán (aunque fuese demasiado detallista y le faltase un poco de visión global) y uno de pintura desde la Edad Media hasta el siglo XVIII, la Gemäldegalerie con cuadros de gran valor. Lo bueno es que en casi todos los museos la audioguías son gratis además de estar bastante bien y casi todas en español, para mí son muy prácticas porque así me fijo un poco más en los cuadros y no voy tan rápido. Bueno a pesar de estar ocho días no vi todo lo que quería y tampoco tuvimos mucho tiempo de choping (de compras xD). Estuvimos también un día en Postdam, algo así como el Versalles alemán, donde los reyes de Prusia y después los emperadores, construyeron sus castillos y palacios. El parque donde están es precioso lo malo es que al final acabas un poco harta de palacios,  rococó y además con dolor de pies, por ejemplo había un palacio (el nuevo Sans souci, el viejo es un timo solo diez salas y con mucha gente) donde había que ponerse una especie de patucos encima de los zapatos para no estropear el suelo, al principio tenía su gracia pero 3o salas y una hora y media después no os cuento… Otras cosas que me gustaron fueron el cementerio judío, el palacio de Charlottemburg, Checkpoint Charlie… Bueno no pretendo aburrir con el relato detallado del viaje, en resumen es una ciudad que merece la pena visitar aunque no figure en mi lista de favoritas, o sea que voy a centrarme ahora en la vuelta. Antes os dejo con algunas fotos:

El Palacio de Charlottenburg

Bueno en Málaga hará cosa de unos 4 meses inauguraron una nueva terminal en el aeropuerto, la tercera. Nunca antes había estado, sin embargo me ha parecido en general bastante bonita y cómoda, además dentro de ella han construido un verdadero centro comercial. El único pero que le pongo es que la distancias a recorrer algunas veces son demasiado grandes y no tiene esas cintas transportadoras como en otros aeropuertos, por lo menos yo no las vi. Lo que pasa que la zona comercial solo puede ser utilizada cuando va a despegar y no cuando se aterriza (ya que las cintas para recoger el equipaje están separadas) a lo que yo no le veo mucha lógica porque normalmente se llega al aeropuerto con prisas y finalmente no se puede hacer mucho mientras que a la llegada se tiene normalmente más tiempo, además yo suelo llegar con hambre porque la comida que dan en los vuelos de corta-media duración es mala y cara. Al final, a la salida solo hay un Vips en una planta mucho menos luminosa por lo que subimos otra vez a la zona para facturar y nos tomamos unas ensaladas en el Starbucks (que eran pasables…), con la buena pinta que tenían unos bocadillos en la zona comercial…

Después de comer algo decidimos volver a casa por otro medio que no fuese el taxi. Pensábamos coger el cercanías, que en un cuarto de hora o menos se está en el centro pero justo acababa de pasar y tiene una frecuencia de media hora por lo tanto pensamos que el autobús sería una mejor opción. Anteriormente se podía coger solo (de los autobuses municipales) la línea 19 pero como iba parando y además hacía la mayoría del trayecto por la ciudad y no por la autovía pues era eterno. Pero hace poco pusieron en funcionamiento una nueva línea directa entre el aeropuerto y la ciudad, con unos autobueses «adaptados» (con un espacio para dejar las maletas) y la cogimos. Nuestra primera sorpresa fue que un viaje en esa línea costaba 2€ (uno normal cuesta 1,10€) y no se podía utilizar la tarjeta de autobús, que entiendo que quieran desangrar a los turistas ¿pero a los malagueños también xD? Total que pensábamos que el autobús iba a ir por la autovía y después se metería por la Avenida Andalucía que lleva más o menos rápidamente al centro de la ciudad. Nada de eso, este «magnífico» autobús hace el mismo recorrido que el 19 además de dar un rodeo para meterse en la estación de autobuses, ¿de verdad no sería mejor que fuese por la Avenida Andalucía y después se desviase hacia la estación de autobuses (la única parada hasta el centro)? Si la zona por la va el autobús fuese bonita o algo así pues aun, pero todo lo contrario, es una zona con muchos pisos feos (no todos pero el conjunto no es especialmente agradable a la vista, comparado con las afueras de Berlín) y algunos en no muy buen estado, había algunos guiris que miraban con cara de miedo… Tampoco es la Avenida Andalucía sea una maravilla arquitectónica pero más estética es. En definitiva tardamos unos 40 minutos en llegar al centro, creo que casi lo mismo que cogiendo la línea 19, además el autobús en el que fuimos no estaba «adaptado» o sea que ir con las maletas era bastante incómodo. Si venís aquí no lo cojáis a no ser que no tengáis otra opción porque el cercanías por 2,10€ os deja muy cerca de la estación de autobús o del centro y en un tercio del tiempo que este.

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¡He descubierto lo maravillosas que son las librerías de viejo! Y todo esto a raíz de Lo que el viento se llevó. Estuve buscando el libro durante varias semanas por las librerías de nuevo pero en la gran mayoría de los casos no estaba o si estaba era en una edición de 21,5 €, muy cara para mi gusto. Como no me apetecía encargar la edición de bolsillo y conociendo el formato que utiliza Zeta, sé que sería bastante incómodo leer unas 900 páginas. Total, que decidí mirar en las librerías de viejo, suponiendo que seguramente tendría bastante más suerte pues Lo que el viento se llevó se leía más hace unos años que ahora. Después de apuntar unas cuantas direcciones empecé mi ruta literaria. Hay que decir que estas librerías están un poco alejadas del «centro-centro» pero tampoco muy lejos, en cinco minutos se llega. A partir de ahora creo que voy a frecuentar más las librerías de viejo pues el ejemplar de Lo que el viento se llevó que me llevé estaba impoluto pasa casi como uno nuevo, es en tapa dura y con una letra cómoda, y solo me costó 12 € (costaba 13€, pero otra de las ventajas es que se puede regatear).En verdad la mayoría de libros que compramos (o en mi caso) no suelen ser novedades, sino libros que ya tienen sus años y que se pueden encontrar fácilmente en librerías de viejo.

Además compensa la diferencia de precio, por el precio de uno normal te puedes llevar como cuatro, porque anda que no son caros los libros en España, ¿10€ por una edición de bolsillo mediocre?, ¿25€ por el best-seller de turno en formato ladrillo de tapa blanda? En general los libros de viejo no suelen estar en mal estado, a lo mejor alguna mancha de humedad o un poco manoseado pero poca cosa y si no, nada te obliga comprarlo. También, seguramente, rebuscando un poco se pueden encontrar pequeñas joyas o libros buenos que nunca encontraríamos en una librería normal y permite arriesgarse, ya que si no te gusta el libro, al ser barato, no duele tanto (perder 15€ si que fastidia). Bueno aquí van unas cuantas direcciones:

Librería Abadía (C/ Comedias, 16): de las que visité, yo diría que la mejor y donde encontré el libro. Es la más céntrica (muy cerca de la Plaza de la Constitución), el interior es agradable aunque un poco caótico pero parecen tenerlo todo bajo control. Está además especializados en cómics pero además parecen tener un catálogo muy completo.

Librería Prometeo Ocasión (C/Carretería, 101): apenas la miré, solo entré pero me pareció la más desangelada, no sé era grande y tampoco cutre pero tenía un aire de dejadez como si fuese una librería donde sus hermanas mayores de nuevo mandasen los libros que ya no pueden vender o descatalogados, aunque  supongo que rebuscando se encontrará algo. Además es creo de las más alejadas del centro.

Librería Códice (C/ Casapalma, 5): al parecer es un clásico, tenía bastantes libros y también cedés. De las tres que vi, la segunda que más me gustó.

Otras librerías de viejo que no vi:

Librería Mata (C/Mártires, 7)

Librería Antonio Mateos (C/Esparteros, 11)

Librería Biblos (C/ Ollerías, 8)

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Entre mi grupo tenemos un eterno motivo de discordia: ¿dónde quedar? Yo soy una gran defensora de quedar en el centro de la ciudad y otra de mis amigas también, pero la otra se opone frontalmente: prefiere los centros comerciales. A mí personalmente no me gustan, para hacer algo concreto, vale (cine, compras…) pero pasar la tarde vagando por los pasillos como que no. Salvo contadas excepciones todos son iguales, todos tienen sus tiendas del grupo Inditex, alguna tienda de deporte, de ropa surfera, alguna zapatería, su tienda de bisutería barata, de videojuegos, de cosmética, de animales y en algunos casos un hipermercado. En la zona de ocio encontramos algún restaurante de comida rápida, algún bar, una bolera o similar y el cine. Sin embargo los centros comerciales con alguna librería son una rara excepción (al menos en Málaga), como mucho se puede encontrar un Relay. Nunca he sido muy amiga de la comida rápida por lo tanto la oferta de restauración de los centros comerciales no me convence mucho y los bares tampoco, por favor no comparéis una terraza o las vistas desde una cafetería, en un local concebido para esto y no un cubículo con vistas a un «magnífico» corredor. No me gusta esa sensación artificial, de ocio enlatado como si te indicasen lo que tienes que hacer. Prefiero la libertad de calle, tener todas las opciones (más variedad), encontrarme con gente…Además los centros comerciales suelen estar situados a las afueras en zonas poco «agradables» y sino nunca están en el centro-centro de la ciudad lo que dificulta el cambio del C.C al centro de la ciudad (para la gente poco amiga de caminar, yo no me incluyo en ese grupo). Los únicos centros comerciales que me gustan son los que se salen un poco de esta uniformidad, en Málaga por ejemplo el Málaga Plaza que es el que tiene el Fnac (amo el Fnac) o uno en Londres que es el mayor de Europa que es IM-PRE-SIO-NAN-TE, ahí si que hay de todo. Que os voy a decir, pero ciertos centros comerciales a ciertas horas parecen caniland (todo lleno de kinkis, canis, framelos, merdellones…) y otra cosa que con el paso sel tiempo se va corrigiendo es que algunos de los C.C son realmente agobiantes, techos bajos, pasillos largos y angostos, poca luz natural… Donde pongan una calle limpia y animada que quiten un centro comercial.

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Hoy, sábado me he tenido que despertar a las 7h 30. Sí, a las siete y media. ¿Y para qué? Para ir a los juegos municipales, los de badminton (dobles) que empezaban a las 9 de la mañana. Mi amiga y yo llegamos a las 9h 15 pero hasta las 10h 30 no empezamos a jugar. Después de dos horas, solo jugamos dos partidos y van y nos dicen que por hoy los dobles femeninos se han acabado y que se pasan a los mixtos; es decir que se dejaba una competición a mitad (bueno, dos porque los dobles mixtos tampoco han terminado hoy). Este pequeño incidente en otra situación me habría molestado pero ya está, pero es que el próximo fin de semana no estoy porque me voy de viaje y entonces mi pareja va a tener que buscar a otra compañera. Sinceramente me parece una estupidez organizar las cosas así, obligándonos a venir dos sábados a un sitio que está en el quinto pino. Otra cosa es que, como no, los chicos han jugado los primeros. Pienso que se haber organizado mucho mejor, en lugar de decirnos de venir a las 9h y estar esperando una hora y media simplemente decirnos de venir a las diez, además así más gente se animaría. Como todo ha sido muy malagueño: puntualidad, organización, esas cualidades inherentes de Málaga. Aunque bueno, lo compensa que eran amables, que las instalaciones no estaban mal y que nos han regalado una Fanta.

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Se me ha ocurrido ir comentando sitios de Málaga, a lo largo de varias entradas, que considere de cierto interés (o que desaconseje).

En este caso hablaré de los bares, cafés y heladerías:

Dunkin Coffee: El Dunkin Coffee aterrizó en Málaga no hace mucho (uno o dos años), digamos que nos sirve de sustituto del Starbucks (que sí hay en Sevilla ¬¬) porque aquí nunca habíamos tenido un café de este estilo. En total han abierto tres dunkins en Málaga y un pequeño puesto en un centro comercial llamado Plaza Mayor a 20 km de la ciudad. El Dunkin Coffee está especializado en rosquillas y en bebidas, frías o calientes, destacando los granizados, el chocolate caliente y el café. Hay una gran variedad de rosquillas (aunque también hay otro tipo de bollería o bocadillos) cuyo precio oscila entre el euro y el euro veinte dependiendo de si tienen agujero o del sabor, yo suelo pedir la rosquilla clásica o la que tiene azúcar glasé por encima ya que son las más baratas y por una crema que a saber de que está hecha por encima yo no pago más. El chocolate caliente merece la pena, es un poco caro comparado con otras bebidas (2,25 €) pero está espeso y un buen sabor aunque para mi gusto lo sirven demasiado caliente y me da un poco de mala espina que lo pongan en la máquina con un cubo blanco que he visto que después limpiaban en el cuarto de baño, que digamos no es muy higiénico… Los granizados tampoco están mal y hay bastante variedad que se sale un poco del típico de limón pero no parecen muy naturales. Los locales suelen ser bastante agradables (sobre todo el de C/Granada), unas butacas y sillones cómodos, bien iluminados pero suelen estar abarrotados (el que está al lado del Málaga Plaza sobre todo) y se puede fumar. El servicio es correcto depende un poco del que te toque y del día. Una cosa que odio son las servilletas que tienen un olor repugnante. Suele ser la opción que escojo cuando voy con amigas por su precio y ubicación.

Lepanto: Este es como el café «pijo» de Málaga (bueno, así es como intentan presentarlo), propiedad de una empresa de catering. Este también funciona como tienda ya que venden muchos bombones, tartas, postres y helados. También sirven platos calientes (que nunca he probado). Las cosas suelen estar buenas, me encantan sus pastitas para té lo malo es que todo es un poco caro. El local está muy bien situado, en plena Calle Larios (la calle principal de Málaga), la terraza tiene una grandes vistas salvo una parte que está metida en un callejón. El local en el interior está decorado con buen gusto y un estilo clásico. Lo malo es que desde el interior no hay muchas vistas a la calle y el altillo que hay es, salvo algunas mesas, muy agobiante, tardan en servirte y además hay un televisor con la teletienda.

Farggi: Farggi es una heladería-cafetería originaria de Cataluña. Sus helados son deliciosos, sobretodo el de vainilla con cookies de chocolate y el de chocolate suizo, y el chocolate cuando está en su punto, creo que es el mejor que hay en Málaga. Aun estando en calle Larios el local es muy cutre, apenas hay espacio en el interior, 4 mesas y 2 de ellas están muy desprotegidas, yo diría que solo una merece la pena, la que da para calle Larios y está ligeramente elevada, por lo tanto se tiene una vista estupenda. La terraza no está mal pero hay una parte que está en un callejón, al lado de una alcantarilla que en verano no huele precisamente bien. Lo peor son los precios, son excesivamente caros (una bola de helado 3€, pero para darse un capricho es ideal. Ojalá mejorasen el local…

Heladería Casa Mira y Heladería Lauri: La heladería Mira también está situada en calle Larios pero el local se resume a un mostrador con los precios detrás. Los helados no son tan buenos como los de Farggi pero son mucho más baratos (1,7€ el cucurucho con una bola), para mí gusto son demasiado azucarados. Hay otro mira por El Mayorazgo, un barrio a unos 4km del centro. La heladería Lauri es similar pero está situada en la zona este de Málaga (Pedregalejo).

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En primer lugar, siento haber pasado tanto tiempo sin escribir pero es que la semana pasada la tuve plagada de exámenes y este fin de semana he estado castigada (y enferma). Como estoy algo falta de inspiración os contaré lo que me ocurrió el 21 de febrero de 2008. Si no recuerdo mal era jueves y me levanté como todos los días aunque con algo más de ganas pues era la firma de libros de Laura Gallego. En esa época me encantaba Laura Gallego, que no es que ahora no me guste, pero ya no siento esa pasión por sus libros. No sé por qué pero no tenía hambre o sea que apenas desayuné. A la hora de la comida recuerdo que había albóndigas (comestibles) y arroz duro, es decir un menú medio comestible pero a causa de mi nerviosismo por la firma y falta de apetito solo comí pan (y lo sigo haciendo…). Total que terminó el colegio y mi padre me llevo a la firma que era en un edificio del puerto. Ya había cola pero desde el exterior parecía corta por lo tanto pensé que no tardaría mucho. Unas amigas que también iban llegaron unos 5 minutos después que yo y por lo tanto estábamos separadas por unas pocas personas en la cola. Bastante puntual Laura Gallego llegó y mi padre se fue. Ese día sacaban la última parte de Harry Potter a la vente y le había pedido a mi padre que me la comprase a las 6 de la tarde. La cola empezaba avanzar a una velocidad moderada y los primeros empezaron a salir con sus libros ya firmados. La cola seguía avanzando y yo, poco a poco, me iba aproximando al edificio feliz pues pensaba que pronto volvería a mi casa. No sabéis cual fue mi asombro cuando al llegar al edificio la cola no continuaba sino que nos metían en un salón de actos dónde había ya ¡unas 200 personas! Vi la cantidad de gente que había y deprimida me senté. Además mis amigas estaban en el otro extremo del salón por lo que la comunicación era difícil. Estaba al lado de dos chicos de unos 16 años (uno gordo y otro con acné) bastante simpáticos que charlaban. No tenía otro entretenimiento que escuchar sus conversaciones y leer un periódico gratuito que había encontrado olvidado en el fondo del asiento. De vez en cuando me levantaba para hablar con mis amigas. Me maldije por no haber cogido el libro de Lengua pues al día siguiente tenía un examen sobre los adjetivos demostrativos (al final creo que saqué un 19 coma algo). Bueno pues así transcurrió más o menos una hora hasta que se me ocurrió la brillante idea de llamar a una de mis mejores amigas. La primera vez la llamé al fijo después de hablar unos segundos con ella le dije que cogiese el móvil a lo que ella me respondió: «no lo encuentro», escusa cutre dónde las haya. Después de marearme durante diez minutos y cuando ella ya tenía el móvil me dijo que no tenía batería por lo tanto le dije que lo conectase al cargador y que lo utilizase como un fijo. Después de todo esto va y me dice «bueno es que no me apetece hablar, adiós». Es decir me había gastado el 90% de mi saldo, y todo eso para que me diga diez minutos más tarde que no quería hablar conmigo :). Hablé después con mi padre sobre cuando me recogería y sobre dónde comprar HP7. Total que el tiempo pasaba muy lentamente y empecé a sentir un hambre imperiosa. Me levanté de mi butaca y busqué en vano alguna maquina expendedora o similares. Fui al baño que, afortunadamente, estaba limpio. Después de esta exploración del edificio, ya faltaba poco para que me tocase.

Y tachán, llegó el esperado momento por el que había estado tres horas sentada, hablar con Laura Gallego. Aquí reproduciré la conversación:

Yo: -Hola

LG:-Hola. ¿Qué dedicatoria quieres, shek(serpiente), unicornio o dragón?

Y:- Shek. ¿Habrá alguna vez una película de Memorias de Idhún?

LG:-Lo dudo mucho además tendría que durar 36 horas y no quiero que mi historia se modifique.

Y:-¿Hará la continuación de Memorias de Idhún? Es que el final era abierto…

LG:- La haré cuando la gente me lo deje de pedir. ¿Además que quieres que haga, un libro sobre como cambian pañales? Sería en todo caso una historia sobre los hijos y por ahora no me lo planteo.

Y ya está, tres horas para hablar unos escasos treinta segundos con ella. Al principio se enrollaba de lo lindo con los lectores que le traían piruletas, dibujos y hasta ramos de flores. Y poco a poco se volvió más expeditiva y más «simpática» (parecía cansada y harta cuando hablé con ella).

Después mi padre me recogió, estudié el control y leí el último libro de HP.

 

 

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Ayer fui por primera vez al Ikea de Málaga, nunca antes había ido a un Ikea (salvo cuando era pequeña en Madrid pero no me acuerdo). Está ubicado a las afueras de la ciudad (como todos los ikeas) en una especie de centro comercial (ya que simplemente son grandes almacenes unidos por un aparcamiento) llamado Bahía Azul. Bueno, entramos y cogemos los lápices y las listas de la compra y a partir de ahí empieza nuestra aventura ikea. Yo iba buscando una nueva estantería, una cajonera, un sillón para mi cuarto, cajas, organizadores y moldes para repostería. La tienda es poco laberíntica y esta organizada en secciones por habitación o mueble. Hay un restaurante con unas excelentes vista sobre la periferia malagueña. Abajo encontramos más departamentos, el almacén y las cajas. El almacén me recuerda a esa película de Pixar «Monstruos S.A» la gran sala donde están las puertas, fue una sensación rara como si cumpliese un sueño de mi infancia.

A mí me gusta Ikea por que los muebles están bien y son baratos pero claro hay que montarlos y transportarlos. Algunos muebles que son las versiones baratas de otros muebles (por ejemplo la librería FLÄRKE es una versión barata de la BILLY) parecen demasiado endebles, malas y tienen un acabado «barato». Lo mejor de la tienda es que tienes una libertad total, nada de miradas asesinas cuando una se tumba en una cama, una se sienta en un sofá o observa o los cajones de un armario. Pero eso tiene un inconveniente y es que a veces la tienda (bueno, los espacios que imitan una casa) tiene un aspecto descuidado, con papeles tirados o muebles pintados  (ya sabemos que la gente suele ser incivilizada). Para mi gusto algunos muebles están mal «presentados», por ejemplo lo escritorio que simplemente están puestos en fila uno detrás del otro, pero claro tampoco es que espere una presentación digna de una tienda de lujo. También creo que hay pocos dependientes y es algo difícil encontrar alguno, pero a su favor hay que decir que son agradables y atienden bien. Pero en general la tienda me ha gustado y he visto muebles bastante interesantes.

Antes de ir al Ikea, fui al Carrefour de la Rosaleda o Caniland. Debido a su posición geográfica, al lado de la Palmilla (barriada de la aristocracia kinki de Málaga) y os imagináis como está eso a las 7 de la tarde un sábado… Bueno yo afortunadamente fui a las 4 un jueves o sea que no tuve ningún problema. Nunca me han gustado los hipermercados, es verdad que tienes de todo pero prefiero ir a tiendas especializadas, en las que se disfruta comprando y no sitio con techos altísimos en los que se ve los conductos del aire acondicionado, están atestados de gente, el personal pasa de ti y en las cajas hay que esperar media hora… Pero este Carrefour está adaptado a los gustos del kinki, solamente hay que ver que la sección de libros es casi inexistente y que la sección de joyerías es el colmo de la horterada, todo de oro barato y cuanto más ostentoso sea, mejor (dan miedo los anillos que no sé como no se curvan los dedos de quienes los llevan). Bueno tardamos un cuarto de hora en ser atendidos y cuando instalé mi impresora me di cuenta de que le faltaba un cable…

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Planes en Málaga

Málaga aun siendo una ciudad grande no tiene mucho que hacer. No tiene muchas tiendas «originales» es decir que no sean grandes cadenas. A parte del centro, de los centros comerciales y del Corte Inglés, no hay mucho comercio. Casi siempre voy al centro y al final creo que me voy a cansar de él, estoy bastante harta de siempre hacer lo mismo, pero al menos te puedes encontrar a bastante gente. Aunque claro los CC son mucho peores y más agobiantes (salvo el Málaga Plaza, donde está el Fnac).

En cuanto a bares y cafeterías el panorama es bastante desolador. La mayoría de los bares son los clásicos cutres con su maquinas tragaperras y una telivisión con el fútbol a tope. Después hay algunas terrazas agradables pero que no sirven nada del otro mundo. Sitios bastantes bastante buenos como Farggi tienen un local pequeño y abierto, por lo que en invierno es desagradable estar mucho tiempo en los sitios cercanos a la puerta y el único sitio bueno esta colonizado por unas viejas. Otro sitio bastante bueno es Lepanto que si tiene un local agradable, aunque sin vistas, y los productos están bien. Pero lo malo de las cafeterías anteriormente citadas es que son «caras». Otra alternativa es ir a Mira, una heladería buena pero que no tiene local. Aquí lo que nos falta es algo tipo Starbucks, de precio moderado y agradable. Tenemos los Dunkin & Coffee, que es más barato y algunos locales como el que está al lado del Fnac no son muy acogedores, pero al fin y al cabo no están mal pero de todas maneras se echa en falta un Starbucks o un Faborit (ojalá esta cadena no solo se encontrase en Madrid).

No sé ni me interesa el panorama de las discotecas en Málaga pero creo que salvo la Sala Vivero que tiene cierto nivel (una vez vino Avalanch, creo) pero por lo que tengo entendido son las clásicas con música machacona y regeaton. En Málaga no suele haber conciertos de importancia (ni que me interesen), y lo mismo para festivales aunque para la feria viene alguno con cierto caché. El problema es que la feria es que reúne a la flor y nata de los alcohólicos, framis y gitanos de Málaga. Según tengo entendido parece un botellón más que una feria y el centro está más sucio de lo habitual, cosa difícil.

Ahora pasemos a los restaurantes, en Málaga hay algunos muy buenos pero lo malo es que no tenemos «intermedios». Es decir que están entre los restaurantes muy puesto, muy elegantes, con cocina moderna y entre las cadenas tipo Macdonald’s  o cutre restaurantes en los que el pescado nada en aceite y a la pasta le echan kepchup. O sea uno con una cocina buena pero no excesivamente elaborada ni con nombre cursis (espuma de zanahoria con transparencia de carne al aroma de moras) y locales agradables normales pero en los que no te sientas un poco cohibida por llevar unos vaqueros o unas zapatillas. Uno que recomiendo es el Zenart de comida japonesa que antes era bastante caro pero ahora ha moderado sus precios.

Después hay cosas que visitar tipo Museo Picasso, Gibralfaro, la Alcazaba está muy bien si vas en plan turista o para verlo de vez en cuando, pero habitualmente. La playa es otra opción pero las playa aquí no son muy buenas están atestadas de gente y sucias (sobre todo la Malagueta).

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